Luego de una larga trayectoria en
el deporte de alto rendimiento, luego de competir con excelentes deportistas y
ser protagonista de eventos
multitudinarios, luego de un entrenamiento exigente, luego de transitar por estadios completos de gente que aplaudía y
ovacionaba, es esperable que en el día
después al retiro, el deportista sienta
un vacío interno y un gran desconcierto
por no participar de las situaciones descriptas y por disponer de tiempo y tener
que afrontar algunos aspectos vitales que hasta ayer no lo hacía.
Además de esta “desubicación” en
lo cotidiano queda interrumpido el plan de vida que cada uno experimentaba.
Ya no está la institución
deportiva a la que pertenecía, que de alguna manera lo contenía y no cuenta con
el grupo humano con el que interactuaba profesionalmente. Además, las prácticas
deportivas que desarrollaba día a día no
puede realizarlas, al menos de la misma forma y/ó en los mismos lugares.
De alguna manera el deportista
siente que es otro y le cuesta reconocer a ese desconocido que habita en él.
Sabe que se avecinan nuevas situaciones a las que no está acostumbrado y quizás
no está preparado para afrontarlas.
Se produce una inestabilidad
emocional y un desconcierto temporal en los que amigos y familiares no alcanzan
para que el deportista vislumbre un nuevo proyecto de vida. Tal vez relacionado
con el deporte, tal vez vinculado con otras habilidades y competencias que
posee.
Lo descripto hace imprescindible
un sostén, un apoyo de índole psicológico y un acompañamiento físico para que
el cuerpo no sienta la disminución del entrenamiento. En esta transición que atravesarán
todos los deportistas de alto rendimiento, lo que hay que evitar es la “caída”
en un pozo depresivo o en un tiempo no
productivo que seguramente ocasionará consecuencias no deseadas.
DEPORVIDA dispone de una
metodología que asiste y colabora para
secundar a los deportistas de alto rendimiento en estas circunstancias. No te
preocupes, llamanos. Somos confiables.