El hombre
se vale de muchos sostenes para poder superar crisis o dificultades. Algunos de
estos apoyos son internos, recursos que él
dispone en su interior, como la
constancia, el esfuerzo, la aceptación de las limitaciones, a veces el
obstinamiento para poder resolver un problema.
A otros
sostenes los encuentra y toma del mundo externo; en este caso podríamos nombrar
a los refuerzos emocionales que lo rodeen y a instituciones que puedan
satisfacer sus necesidades.
La práctica
deportiva es ejemplo de esta segunda instancia: aquella persona que quiere superar su problemática
física o psíquica y recurre al deporte como instancia valedera. Tal vez, para arribar
a esta decisión, la persona primero hizo uso de sus capacidades internas para
luchar contra la adversidad, no lamentar
lo sucedido y buscar un camino que lo
ayude. Tal vez, sólo se integró a una
institución sin pensarlo demasiado.
El
deporte, con la práctica cotidiana, el encuentro con otros, la charla con
gente, contribuye mucho más de lo esperado para volver la esperanza de vida a quienes sufren o han sufrido discapacidades
que lo limitan. De esta manera, los límites
internos y externos comienzan a correrse y la persona en cuestión ya no se
siente un discapacitado sino un DEPORTISTA con proyectos y metas que motivan su
nueva vida.
El
deporte se convierte en un aliado de la
persona y hace que la adversidad pase a un plano menos visible.
Así lo
demostraron los Atletas Paralímpicos que trajeron desde Londres 2012 gran
cantidad de vivencias inmejorables, medallas y títulos.
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