Si al retirarse de la actividad deportiva, no se
realiza un desaceleramiento planificado, pensado, del alto entrenamiento adquirido, sino que el
deportista a veces concurre al gimnasio, a veces juega un partido, a veces
corre, suceden alguno de los siguientes efectos:
En muchos casos incrementa rápidamente su peso
corporal, ocupa su tiempo libre en otras actividades que anteriormente no podía
realizar, ya que no tiene el estrés debido a la presión de obtención de un
resultado y lo que es más grave, es que se abstiene totalmente de todo
ejercicio físico.
Transcurrido
un tiempo del retiro del atleta comienzan los síntomas de dolores de cabeza,
zumbido en los oídos o los efectos de otros mecanismos de defensa del organismo
y al tomar la presión aparece elevada. Aparece silenciosamente la Hipertensión
Arterial con todas sus consecuencias no deseadas.
Eliminar de forma brusca o rápida los estímulos que produce el
entrenamiento en todo el organismo, provoca una serie de alteraciones en el
plano de la salud del atleta retirado (ex-atleta). A estas alteraciones que se
han presentado en forma síntomas, se les podría denominar síndrome
agudo de postcarga longeva.
Un periodo de falta de trabajo parece
producir una acelerada disminución del consumo máximo de oxígeno. Este es uno
de los parámetros de laboratorio más importantes para valorar la resistencia de
un atleta.
- La fuerza muscular se retiene casi intacta durante un mes sin entrenar
y puede mantenerse, aunque no mejorar, con una sesión de musculación cada 10
días.
- La resistencia se esfuma más rápido. En un mes puedes perder hasta un
40%.
Como se observa la vida deportiva tiene influencias importantes en la
salud de cada atleta aún después de ella.
Si
tomamos a la persona integralmente, el deportista de alto rendimiento también
experimenta CAMBIOS
EMOCIONALES: ya no es reconocido en lugares públicos, cambia de ámbito de
trabajo o de pertenencia, cambian sus hábitos , tal vez cambie su situación
económica.
¿Quiénes y cómo se ocupan de esta realidad cada vez más palpable?
Si
son esperables los cambios, como expresa el título de esta publicación, tendría
que haber un sistema, una modalidad instaurada,
una regulación legal vigente, para acompañar al deportista en esta transición de
gran importancia para su presente y su futuro que es el retiro. ¿Existe esta
posibilidad? La realidad nos dice que no.
Estamos
convencidos que al no cuidar a las
personas en sus desarrollos vitales, en algunos aspectos vivimos en el siglo
XXI y en otros, no hemos abandonado la
Edad Media.
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