Estamos
convencidos que la práctica deportiva para niños y jóvenes contribuye a su
formación psíquica, física y espiritual. En realidad va más a allá de lo
educativo porque alcanza integralmente a todos los aspectos de la persona.
Detallamos a continuación algunos de los
aprendizajes fundamentales que se dan conjuntamente con la práctica de los deportes:
*Cuando
se realiza con criterios morales sanos, llena también una necesidad espiritual.
*Lleva a :
conocer y amar la naturaleza
valorar y propiciar una alimentación saludable
comprender lo perjudicial de los vicios
y a alejarse de ellos.
*proporciona
condiciones inmejorables para favorecer el compañerismo y las amistades.
*distrae
y hace olvidar las dificultades o problemas cotidiano
En
definitiva, si el deporte no se toma como objeto de consumo
sometido a las reglas del mercado, coadyuva a adquirir dominio físico y
psicológico sobre uno mismo y desarrollar cualidades básicas para la vida, como
la lealtad (hacia el equipo o el grupo); la perseverancia en el esfuerzo (al
entrenar o competir); la resistencia (al cansancio, al trabajo); el espíritu de
sacrificio (al domar, doblegar el cuerpo); la capacidad de renuncia (aún muchas
veces hasta a los placeres lícitos); el reconocimiento inevitable de las
propias limitaciones (no todo lo puedo); la valoración de las virtudes de los
demás (su entrega, su inteligencia, su fuerza).
Lo
antedicho corrobora la acción positiva que ejerce la práctica deportiva sobre
las personas que se acercan a ella y por ello es muy aconsejable para las
distintas etapas vitales de los individuos.
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