
“El deporte es el reino de la "meritocracia",
pues en él es el talento personal lo que define el lugar a ocupar y se juzga a
los individuos por sus resultados y no por su procedencia.Por su naturaleza, el
deporte debería ser un campo de
relaciones interpersonales donde se obedecen a rajatabla las reglas y se
estimulan valores como la competencia, la equidad, el respeto hacia las
personas y la igualdad".

En el deporte profesional, donde
la ética ha sido devorada por el juego del mercado, parece poco lo podemos hacer al respecto. Quizás se
pueda preservar la ética, al menos en el
deporte amateur, aquel que practica el común de los mortales, alentando un aspecto
lúdico donde se recupere la esencia misma del juego, respetando sus reglas, en
una especie de ensayo de lo que significa, en la realidad, vivir en sociedad.
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