Leyendo a la filósofa Diana Cohen sobre la ética del deporte, nos apropiamos de
algunos de sus pensamientos:
“El deporte es el reino de la "meritocracia",
pues en él es el talento personal lo que define el lugar a ocupar y se juzga a
los individuos por sus resultados y no por su procedencia.Por su naturaleza, el
deporte debería ser un campo de
relaciones interpersonales donde se obedecen a rajatabla las reglas y se
estimulan valores como la competencia, la equidad, el respeto hacia las
personas y la igualdad".
Tradicionalmente el deporte es considerado una
actividad que se practica en libertad, y en eso se diferencia de una obligación
o un trabajo, pero al dejar de ser
amateur y convertirse en profesional, el deporte se vuelve un trabajo rentado
que genera dinero, se rige por las reglas del mercado olvidándose de la ética. “En
nuestros tiempos signados por el imperio del doping, por sobornos a jugadores y
a árbitros, por la violencia de los hinchas violentos” habría que cuestionarse
la relación entre ética y deporte. "Las más de las veces, ni siquiera los
grandes deportistas, devenidos modelos a imitar, resultan ser éticamente
admirables".
En el deporte profesional, donde
la ética ha sido devorada por el juego del mercado, parece poco lo podemos hacer al respecto. Quizás se
pueda preservar la ética, al menos en el
deporte amateur, aquel que practica el común de los mortales, alentando un aspecto
lúdico donde se recupere la esencia misma del juego, respetando sus reglas, en
una especie de ensayo de lo que significa, en la realidad, vivir en sociedad.
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